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Mostrando entradas de octubre, 2010

Confesiones de una mujer sin límites

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Ante la desesperación de estar en una nueva relación agonizante –la tercera-, no me quedó más remedio que revisar con los ojos deshidratados y la voluntad hecha añicos, la cadena de acontecimientos que se fueron hilvanando y me orillaron a llegar a este estado. Este doloroso ejercicio me dejó horrorizada, mi ego kilométrico terminó en insignificantes milímetros, al darme cuenta que: era incapaz de poner límites. Las pesadillas se repitieron una y otra vez… ¡y yo sin darme cuenta! Sacrifiqué mi espacio personal para compartirlo TODO. Mi computadora, celular y mail pasaron a ser de dominio comunitario, porque no teníamos secretos…siempre preferí salir con ellos que sola. Mis horas laborales se volvieron poco efectivas, y las reuniones con mis amigos fraccionadas, al contestar la diaria peregrinación de sus llamadas . Mi autosuficiencia contribuyó enormemente a ser la proveedora natural de las relaciones: de conocimiento, de decisiones, de planes, de estabili