Luz de OCHO puntas
Estrella de Belén, Conjunción de Júpiter con Saturno, Rosa de los vientos, Inanna Ishtar “La Gran Madre”…sin importar la nomenclatura, este símbolo ha renacido en la memoria colectiva de muchos y, al igual que otros momentos de nuestra historia como humanidad, “aparece” para iluminarnos. Llega junto con el solsticio de invierno, cuando estamos sumergidos en la mayor oscuridad, simbólica y estacional. En la noche más larga del año, y a punto de terminar un 2020 que nos ha dejado sacudidos y exhaustos. La encontramos cada año sobre un pesebre en Belén, siendo cómplice de uno de los milagros de iluminación más grandes de la historia. La que nos recuerda una sagrada familia al servicio del amor. Se presenta en un evento de CONEXIÓN; tras una espera de OCHO siglos Júpiter y Saturno –por fin- se acercan, modelándonos con claridad las pautas de encuentros y reconciliaciones. ¡Qué manera tan espectacular de recordarnos la fortaleza de la espera, y lo fundamental de los vínculos! Nos mu