¿Perdonar? ¿Olvidar?

¡¡¡Pfffff!!! ¡Qué desafiante es vivir en el cuerpo el perdón! -porque no es lo mismo hacerlo desde la cabeza- ¡Cuanta madurez, amor e iluminación se requiere para entender los sutiles matices entre querer perdonar y necesitar olvidar! Sobre todo, cuando no nos han enseñado qué hacer con el dolor, el ego, la traición y el miedo.
 
Tal vez mucho de este enredo está en dos puntos esenciales:
 
1. Lo difícil no es perdonar, sino PERDONARSE
Perdonar a alguien puede estar nublado del deseo de una reivindicación del ego, de superioridad moral sobre el otro, es una forma simple y básica de obtener un "pelín" de justicia... hacerlo desde ahí es relativamente sencillo. Lo desgarrador, es ver hacia adentro y culparnos, recriminarnos nuestra ceguera, credulidad, falta de límites...nuestra INSUFICIENCIA. 
 
2. Buscamos castigo y penitencia para evadir el dolor
Cuando vi el juego de palabras en inglés FORgive-FORget entendí que, al sentirnos heridos hay un impulso básico de buscar penitencia disfrazada de justicia, como un intento infantil de heredarle nuestro dolor al agresor, de regresárselo para poder olvidar. Necesitamos OBTENER (ForGET) una acción concreta del otro, equiparable a mi herida, para resarcir el daño que "ME hicieron".
 
Si elegimos DAR (forGIVE), entonces el perdón se resignifica. En lugar de ser alimento para el ego, se transforma en un acto de amor incondicional. Se trata de DARNOS a nosotros mismos: yo ME DOY la oportunidad de liberarme del sufrimiento, sin tratar de escapar del dolor -que no son lo mismo-; ya que si no escapo de él, no necesito depositarlo en alguien más ni de exigir penitencia.
 
Dar, implica comprender que todos estamos rotos y lastimados, que no ME hicieron, sólo lo hicieron...que mis heridas se engancharon con las suyas y probablemente el daño recibido sea la perpetuación de un ciclo interminable de agresiones. ¿Y si DAMOS la oportunidad de detenerlo asumiendo la responsabilidad de nuestra historia?

Perdonar (forGIVE) es un acto compasivo de responsabilidad, aceptación y amor incondicional hacia nosotros, para romper las cadenas que nos atan a un juicio infinito, a un castigo perpetuo, al SUFRIMIENTO del otro, que al final...también es el nuestro.

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